En este trabajo ensayamos una breve reconstrucción de la trayectoria de las hormonas sexuadas, en tanto bioartefacto implicado en diversas modalidades de intervención tecnológica; cuyo uso entraña prácticas vinculadas tanto al control y la normalización, como a la autotransformación y la subversión de los cuerpos y las identidades.
Incluimos en el análisis aspectos del diseño, lxs usuarixs y la direccionalidad concebida inicialmente para estas tecnologías, cuestiones que promueven fuertes lazos de significación entre los artefactos y las nociones dominantes de masculinidad y femineidad. Al mismo tiempo, consideramos ciertos procesos apropiación y usos, que han dado lugar a “consecuencias no esperadas”, excediendo incluso, la propia noción de “flexibilidad interpretativa” (Bijker & Pinch, 1984). En el caso de la ingesta „cruzada‟ de hormonas, las personas tavestis y trans organizadas en tanto colectivo político, han logrado habilitar y legitimar usos „alternativos‟ que analizamos como modalidades de innovación tecnológica e instancias que disputan los sentidos políticos que entrañan las tecnologías.
Dentro de los valiosos aportes feministas a los estudios CTS, recuperamos el concepto de de Gender Script (Akrish y Latour, 1992) para discutir hasta qué punto las tecnologías promueven relaciones e inscripciones de género específicas. Tal como afirma Ellen Van Oost (2003) toda innovación tecnológica implica una renegociación de la relaciones de género y una articulación de las identidades que van a ser performadas con el uso de ese artefacto tecnológico.
El análisis que presentamos permite evidenciar que un determinado artefacto puede contribuir a estabilizar o desestabilizar las representaciones hegemónicas de las identidades de género (masculina o femenina). En este sentido, tecnologías que inicialmente habían sido diseñadas para usos y destinatarixs específicxs, y que tendían a reforzar ciertas identidades, ciertas corporalidades y performances, devienen reapropiadas y resignificadas.