Pensar la enseñanza en tiempos de pandemia sin recursos virtuales es casi imposible y este paradigma cambió en pocos días, sin pensamiento previo y hasta sin una verdadera formación académica. Surge así, la necesidad de reconocer la importancia que asume para la sociedad en general, desarrollar un tipo particular de competencias que van más allá del ‘saber’ y del ‘saber hacer', que trasciende los conocimientos técnicos, la aptitud intelectual o las habilidades cognitivas. Se trata de las llamadas competencias emocionales.