Teniendo en cuenta la evidente ambigüedad que caracteriza a Platón en su consideración del arte -la cual transita desde la manifiesta condenación hasta la apropiación del vocabulario mimético para su propia especulación filosófica-, la música parece diferenciarse de las demás téchnai en su propuesta pedagógica. Lo que se pretende aquí es investigar si efectivamente Platón reserva un espacio privilegiado a la téchne musical respecto de las demás actividades artísticas. Tal como sugiere Marrou nuestra erudición nos impide descubrir la relevancia que la música tenía para la cultura griega: “Leur culture et leur éducation étaient plus artistiques que scientifiques, et leur art, musical avant d`étre littéraire et plastique”. Una de las mayores dificultades para determinar concretamente la peculiaridad de la música en sentido estricto, i.e., como armonía y ritmo, es la equivocidad con que Platón emplea dicho término. Para esclarecer esta equivocidad y determinar la singularidad de la música, nos dedicaremos a la indagación del lugar que ésta ocupa en el programa educativo de los dos grandes modelos de Estado propuestos por el filósofo. Si bien República y Leyes responden a objetivos políticos distintos sin embargo, en ambos modelos la música ocupa un lugar privilegiado en la formación del ciudadano, en la medida en que permite modelar las almas de los niños habituándolas a una vida virtuosa. En definitiva, será preciso dejar a un lado nuestra propia erudición –retomando la sugerencia de Marrou– y la ambigüedad del propio Platón, para comprender la relevancia que tiene la música en la construcción de un Estado justo.