Entre los autores que problematizan la tensión que existe entre literatura y pedagogía encontramos a Jorge Larrosa y a Carlos Skliar (2006). Al reivindicar el sentido de la literatura en la formación humana, ambos nos interpelan a encontrar formas de aproximación. Larrosa critica las operaciones pedagógicas que a partir del control anulan la experiencia salvaje y descontrolada de la lectura. Skliar afirma que el lenguaje de la planificación y el de la innovación pedagógica, lenguas del saber, del poder y del mercado, borran todo trazo de subjetividad y anulan u opacan la experiencia, en claro contraste con lo que desata el lenguaje literario. Sus palabras refuerzan la idea de que la capacidad de desviación, interrupción y apertura a lo desconocido propia de la lectura literaria es altamente significativa en la formación y la transformación de los sujetos. Y esa significación está presente cuando en nuestro proyecto de investigación pensamos la lectura en relación con los géneros literarios, esas formas culturales de alta densidad simbólica, propias de la evolución del pensamiento humano y en relación con la historia y con la cultura.
Desde este marco es que planteamos las encuestas sobre narrativa, poesía, teatro y cine, a 100 estudiantes egresados de la escuela secundaria entre 2009 y 2011, estudiantes que, entre febrero y marzo de este año, participaron del curso de ingreso a carreras de nuestra sede universitaria en Viedma. Y en este trabajo analizamos algunos resultados relacionados con el género narrativo.