En los últimos tiempos, el fuerte impulso de los estudios sobre la historia reciente argentina permitió conformar un campo temático específico que es abordado desde distintas perspectivas disciplinares. El período que se abrió con el derrocamiento del gobierno de Juan Domingo Perón en 1955 y se cerró dramáticamente con el golpe cívico-militar de 1976, se caracterizó por la inestabilidad del sistema político, la creciente ilegitimidad del poder del Estado y las recurrentes crisis económicas. Un rasgo típico de esos años fue que a la par de la creciente conflictividad social, muchas organizaciones políticas, sindicales, culturales, universitarias y religiosas atravesaron un intenso proceso de modernización cultural y radicalización política. Distintos agrupamientos de diversas trayectorias ideológicas, provenientes del peronismo, la izquierda “tradicional”, el nacionalismo o el catolicismo, convergieron en torno a una cultura política común que se expresaba en prácticas y discursos que hablaban de liberación nacional, socialismo y revolución. En los años del régimen cívico-militar de la “Revolución Argentina” (1966-1973), el creciente proceso de politización de la sociedad impulsó un heterogéneo conglomerado de fuerzas sociales y políticas que realizaron un cuestionamiento generalizado del orden social, el cual se manifestó en las grandes revueltas y movilizaciones populares desatadas a partir del Cordobazo.