Nuestro trabajo se inscribe en una preocupación en ascenso durante los últimos años por los estudios sobre las representaciones y las prácticas, que en este caso se orienta hacia el catolicismo y algunas de sus manifestaciones como son los cultos y las devociones. Siguiendo la propuesta de Roger Chartier, tratamos de aproximamos a “las formas a través de las cuales las comunidades, partiendo de sus diferencias sociales y culturales, perciben y comprenden su sociedad y su propia historia”. Estas se modelan en el transcurso de una diversidad de prácticas, por ello para su comprehensión se hace necesario “descifrar las reglas que [las] gobiernan”, con lo cual las representaciones permiten “pensar de manera más compleja y dinámica las relaciones entre los sistemas de percepción y de juicio y las fronteras que atraviesan el mundo social”. Entre las modalidades de articulación entre las representaciones y el mundo social -aprehensibles históricamente mediante los cultos religiosos en nuestra propuesta-, se hallan las posibilidades de los distintos grupos sociales de construir intelectualmente la realidad y las prácticas que exhiben “una manera propia de ser en el mundo” y de construir identificaciones. Otro aspecto de las representaciones que nos interesa rescatar, en tanto las devociones y los cultos se configuran en relación a las imágenes, corresponden a las nociones desarrolladas por Louis Marín y retomadas por Chartier. Por un lado, la representación en lugar de un objeto ausente, al cual deja ver “sustituyéndolo por una imagen capaz de representarlo adecuadamente” y por otra parte, la capacidad de mostrar la presencia de una cosa o persona con un sentido simbólico. Esto último implica siempre alguna opacidad, ya que las representaciones también disimulan u ocultan “relaciones de fuerzas que interactúan en su lucha por el poder”.