Según la Propuesta de Castoriadis (en Pich 2002), imaginamos al hombre como ser cuya tarea fundamental es dar sentido a su vida en el contexto social, en cuanto a ser humano integrante de una totalidad social que trasciende su individualidad. Esta conceptualización sugiere que la escuela, espacio educativo institucionalizado, asuma la responsabilidad de garantizar la apropiación de conocimientos personales y socialmente relevantes para los sujetos, es decir propiciar el reconocimiento del sentido de la vida desde una Identidad cultural y social propia.