El panorama actual del arte contemporáneo nos confronta a un crecimiento exponencial de bienales, espacios y eventos, un mercado próspero y activo, un mundo del arte que no cesa de extenderse, artistas que se vuelven funcionales a este mundo, una producción artística que se circunscribe a un devenir-espectáculo. En estas condiciones y sobrepasando posiciones críticas que han mostrado históricamente sus límites, ¿es posible pensar, proponerse y proponer, para las prácticas artísticas actuales, nuevas configuraciones simbólicas y/o materiales en el contexto de nuestras sociedades? Y si así fuera, ¿cómo es que la producción artística contemporánea se posiciona y se constituye en el marco de condicionamientos, inclusiones, recuperaciones y re-alineamientos que son parte del complejo mecanismo que el sistema propone y que nosotros proponemos llamar operaciones de reificación? La producción artística contemporánea, una parte al menos, se constituye entre procesos de legitimación, valorización, visibilidad, y mismo de institucionalidad. Sin embargo, estos procesos obran como operadores de reificación que interactuando entre sí, determinan el arte y son, a su vez, determinados por él en un juego dialéctico que no funciona, evidentemente, sin tentativas de escapatoria, de resistencia, de obstrucción, de fuga más o menos conscientes.
Intentaremos abordar estas problemáticas a partir del análisis ciertas prácticas artísticas que, nos parecen paradigmáticas de este comienzo de siglo en tanto ellas abandonan los modos de representación y de « presentación » para actuar, intervenir o crear estructuras reales que producen relaciones sociales y económicas reales. En este sentido, las problemáticas de institucionalización y visibilidad se plantean de manera más evidente y con mayores contradicciones.