La creación de la carrera de diseño en la UBA en 1985 abrió una serie de discusiones acerca de dónde instalar la nueva disciplina. La discusión no era banal porque suponía una definición de qué es diseño al mismo tiempo de cómo se enseña. La diferencia con la Universidad de La Plata es manifiesta: no existía en ese entonces en la UBA una Facultad de Arte. El alojar a la nueva carrera en Filosofía y Letras, donde tradicionalmente existía una carrera de Historia del Arte, o en Ciencias Sociales donde por ese entonces amanecía una carrera de Comunicación, fueron propuestas desechadas a favor de su integración a Arquitectura y Urbanismo. Y esto, creo, está signado por la propia adscripción de quienes fundaron la carrera a una forma de pensar el diseño en términos de cientificidad.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)