Ante la desigualdad económica, política y social que se manifiesta hoy en la sociedad de los países latinoamericanos, la educación se presenta como un factor imprescindible para atenuar dichas diferencias. Marc de Maeyer, adjudica a la Educación una responsabilidad substancial en lo que respecta a la construcción de ciudadanía.
La educación es un acto de conocimiento, desarrolla a los sujetos y con ellos a la sociedad. Es una intervención, para crear conciencia de que todos somos sujetos de derecho, desarrollar la confianza en el otro y fomentar el diálogo.
Existen tres tipos de Educación: Formal, Informal y No Formal. El presente trabajo se abocará a esta última.
La Educación No Formal es toda actividad educativa organizada y sistemática, realizada fuera del ámbito oficial. Se define en oposición a la Educación Formal, aquella reconocida e institucionalizada, cronológicamente graduada y jerárquicamente estructurada.
Presenta fortalezas:
-Mayor flexibilidad que la Educación Formal en cuanto a tiempos, temáticas, materiales, técnicas y procedimientos, facilitando creatividad y libertad.
-Asistencia voluntaria de los participantes.
-Mayor oferta de disciplinas.
-Suele realizarse con grupos más heterogéneos que la Educación Formal, permite un mayor intercambio y aprendizaje subjetivo.
-No busca homogeneizar, ofrece la posibilidad de abordar intereses individuales.
-Duraciones flexibles y adaptables.
-No se estructura en niveles jerárquicos, relación más horizontal.
-Aspira a logros independientes, y en ello da lugar al error, al equívoco.
-Se evalúa el proceso dando lugar a aciertos y desaciertos, favoreciendo la inclusión.
Y debilidades:
-No necesariamente es ejercida por profesionales.
-Al no ser oficial, muchas veces no recibe subvención estatal, pero si trabas institucionales.