Dentro de las sociedades democráticas, dentro de los espacios públicos argentinos, en la articulación de diferentes especificidades de actantes sociales, se operan múltiples relaciones sociales que dan cuenta de una época de cambios tanto en los objetos producidos como en los mismos actantes.
Mientras que las prácticas artísticas generan nuevos modos de intercambio social operando nuevos dispositivos relacionales, la sociedad, además de generar nuevas formas perceptivas y afectivas, acompañan a esos nuevos modos generando prácticas que no son específicamente artísticas pero que comparten ciertas cualidades en la construcción del imaginario social contemporáneo.
En este contexto, las modalidades en las diferentes articulaciones entre producción y recepción de actantes civiles y las prácticas artísticas, generan diversos discursos afirmando la no linealidad de la circulación de sentido.
Creemos que una de las posibles relaciones que puede dar cuenta, en una primera aproximación, a esos modelos, es en el diálogo que intuimos, pueden llegar a tener las producciones visuales consolidadas en una nueva práctica artística que acciona en el medio urbano, nos referimos al sticker art y las prácticas anónimas, sin intención artística, la cual llamaremos stickers de familias.
A través de la observación de campo pretendemos establecer un recorte para poder vincular estos dos tipos de formatos visuales con el propósito de realizar las conexiones necesarias para empezar a delinear estos términos como nuevas prácticas estéticas.
Pretendemos que nuestro análisis sea considerado como posible aporte a otros análisis que, dentro la relación arte y el espacio de la ciudad se viene dando desde hace unos años y que sea apreciada desde la notabilidad de las constantes transformaciones que se producen en los efectos semióticos–estéticos devenidos en el contexto de cada discursividad organizada por los diferentes usos de la imagen.