En este artículo trataremos la problemática constitución de la forma musical en buena parte de la música del siglo XX. Ésta se habría originado en el abandono del sistema armónico tonal ocurrido a comienzos de ese siglo en el seno de la música académica occidental.
El ‘problema formal’ podría ser simplemente ignorado si se pensara que el acto mismo de la audición es formativo, lo cual hace honor a una intuición básica y simple del sentido común: percibir es formar, distinguir de entre el caos, hacer pertinente algo de entre el todo informe. A esta objeción le oponemos dos argumentos. El primero proviene también del más pedestre sentido común: la teoría musical, y más específicamente la teoría de la forma musical, no se ocupa de la percepción de formas sin más sino de la específicamente vinculada a lo musical. El modo en como segmentamos una sinfonía del murmullo de la sala de concierto no hecha luz sobre la organización interna de la pieza, ni sobre cómo y por qué la escuchamos como una pieza entera claramente delimitada. Es decir que la teoría de la forma se ocupa del estudio y representación de un segundo nivel más complejo que involucra claras estrategias formativas a cargo del sujeto que percibe.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)