Leí por primera vez a Simone de Beauvoir a mediados de la década del 90’. Si tendría que argumentar de qué manera me marcó, no sabría cómo hacerlo, pero hay un vínculo muy estrecho entre esa primera lectura feminista y mi decisión de ser feminista.
Unos años más tarde ingresé en la carrera de Historia y me resulto muy llamativa la ausencia total de Simone de Beauvoir de los programas de estudio. Aquella contribución que parecía para el movimiento feminista de “lectura obligatoria” estaba absolutamente ausente en la enseñanza universitaria.
Esta introducción personal política explica de algún modo las razones de este trabajo.