En las salas públicas de chat, cuando los usuarios se identifican como mujeres, la escritura muestra una tendencia a asimilarse a los modos de la comunicación cara a cara con la consecuente supresión de letras correspondiente a la caída de fonemas de los registros coloquiales y la puesta en juego de una serie de recursos paralingüísticos como emoticonos, onomatopeyas e interjecciones. Cuando los usuarios se identifican como masculinos, la supresión de letras produce abreviaturas, un recurso vinculado con la lengua teórica, y se suele poner en juego el uso sobregeneralizado de la letra k. Esta división de estilos está relacionada con la visión histórica que vincula a lo femenino con lo doméstico, íntimo y privado, y a lo masculino con lo público.