Las multinacionales eligen ponernos en el diván para tocar temas tan íntimos como profundos, hablando sobre superación personal, felicidad, paternidad, patriotismo, honestidad, transparencia, amor, desolación, compañerismo, entre otros, encapsulados en un minuto televisivo. Es que las grandes marcas quieren refrescarnos que estuvieron ahí todo es tiempo, en tu botiquín, o en tu mesa. O simplemente, que ellos saben lo humano que sos. Las nuevas corrientes publicitarias cargan una ametralladora de conceptos sentimentales y genéricos, para hablarnos directo a los ojos e interpelar, sin medias tintas, a nuestra emotividad. ¿Qué pasa cuando la empresa deja de hablar de sí misma, para empezar a hablar de vos, del usuario? ¿Cómo nos apela para vender materialidad, desde la inmaterialidad? ¿Cuántos estereotipos son manejados para hablarnos a todos? ¿Cuáles son las imágenes retóricas y los recursos discursivos que elige?