A lo largo algo más de dieciséis años de experiencia he ejercido la docencia en el Taller de Arquitectura, una práctica singular dentro de la educación universitaria. El diseño de arquitectura como disciplina imbrica al proyecto en calidad de objeto de construcción del conocimiento y supone una reflexión crítica del mismo en tanto resultado de una serie de procedimientos en ocasiones deductivos y en otras, inductivos. La revisión autocrítica de estos procesos resulta esencial para el proyecto en sí mismo y también para la construcción del conocimiento disciplinar, propiamente dicho. El desarrollo del proyecto como metaproceso cognitvo, tiende a alejarse de lo meramente intuitivo y precisa instrumentarse en las especificidades de la disciplina.
La enseñanza de la Arquitectura no debe sistematizarse ni trazar estereotipos de “vanguardia” dado que el proceso proyectual es abierto y multicausal. A su vez, las condiciones de enseñanza nunca serán repetibles porque los actores varían e interactúan siempre de distinto modo. Recién en 2013 comencé a cursar la Especialización en Docencia Universitaria, formación que me permitió conceptualizar las prácticas del taller de Arquitectura desde los hábitos disciplinares mirando desde la didáctica. El siguiente trabajo reflexiona sobre la experiencia en el “hacer” Arquitectura en la FAUUNLP., a la luz de algunos aportes de la Especialización.