Si bien los datos reflejan que el consumo de tecnologías es cada vez mayor para todas las franjas etarias y regiones, en el “Taller de Estrategias de trabajo colaborativo para el aula con redes sociales virtuales y otros asistentes online” que se dicta en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (FPyCS, UNLP) desde 2014, vemos que los usos y apropiaciones que realizan los jóvenes estudiantes de grado son acríticas. Prensky acuñó el concepto de “nativos digitales” para caracterizar a aquellos jóvenes nacidos en las últimas décadas, entendiendo que manejaban la tecnología como “peces en el agua”. A partir de esta suposición, consideraba que no necesitaban aprender a usar la tecnología, porque la utilizaban desde su nacimiento. A estos “nativos” los diferenció de los “inmigrantes digitales” en referencia a las generaciones más adultas que debieron incorporar tardíamente las tecnologías en su cotidianidad, lo que supone una serie de resistencias, prejuicios y desconocimientos frente a estos dispositivos. Ambas categorías circulan por los ámbitos académicos, encerrando contradicciones. En los intercambios con fines pedagógicos, los nativos usan las tecnologías pero en prácticas superficiales: si bien desarrollan usos recreativos, desconocen de qué manera buscar, seleccionar y ponderar la enorme cantidad de información que circula en la web. Para pensar estas problemáticas, resulta substancial considerar que existen distintos niveles de complejidad -desde el entretenimiento al empoderamiento- en el que el entorno digital puede ser apropiado según distingue la española Dolors Reig.