Esta experiencia se enmarca en el Taller de Docencia, espacio curricular del Plan de Estudios del Profesorado en Ciencias de la Educación en el que el punto de partida es entender la “formación docente” como el proceso en el que se articulan prácticas de enseñanza y de aprendizaje orientadas a la configuración de sujetos docentes/enseñantes. Sustento su organización e implementación en dos principios fundamentales: la práctica reflexiva y la implicación crítica (Perrenoud, 2001). La práctica reflexiva supone revisar las propias experiencias para favorecer la construcción de nuevos saberes ya que, en las sociedades en transformación, la capacidad de innovar, de negociar y de regular su práctica es decisiva. La implicación crítica implica un compromiso con la propia práctica así como con las condiciones sociales en que dicha práctica se asienta. Estos dos principios están ligados a una visión de la institución educativa que apunta a democratizar el acceso a los saberes, a desarrollar la autonomía de los sujetos, su sentido crítico, sus competencias de actores sociales y su capacidad de construir y defender un punto de vista. Suponen, también, un reconocimiento de la autonomía y de la responsabilidad profesional de los profesores, tanto de manera individual como colectiva.