De la prácticas docente, desarrollada por varios años, se desprende una reflexión sobre las diferencias en el Capital Cultural (Bourdieu 20011) y las políticas de ingreso que vienen desarrollándose en las Universidades públicas, a lo largo de las últimas tres décadas.
La de idea y decisión política de promulgar la igualdad de oportunidades para la formación superior, enfrentó a la universidad a a gran desafío vinculado a trabajar detenidamente, en el marco del inicio de la formación estudiantil, en particular, con las diferencias de capital cultural con la que cuentan los ingresantes. Dicho capital manifiesta claramente las diferencias entre quienes lo poseen de modo muy dispar en la expresión de las potencialidades de cada estudiante más que en la expresión material del mismo (Bourdieu 200)i El Capital cultural, entendido como: acumulación de cultura propia de una clase, que heredada o adquirida mediante la socialización (Bourdieu, P. (1990)ii se vincula fuertemente con el capital social y económico, tal cual lo aclara el mismo Bourdieu, se relaciona en primer lugar con el capital social y también económico, sin que ello le quite su propia especificidad, ya que ningún capital es reductible al otro. La formación escolar, o mejor dicho la formación del escolar, plasman el capital cultural acreditado y el adquirido, en el producto escolar. Dicho producto puede concretarse en un título pero igualdad de títulos no implica necesariamente igualdad de capital cultural, esta cuestión se vuelve muy evidente en el ingreso a la universidad cuando estudiantes con sus estudios secundarios completos se encuentran ante una gran disparidad respecto de lo acumulado como capital cultural en términos de potencialidad educativa.