Durante la década de 1990 la Argentina jugó un papel destacado en muchas de las iniciativas orientadas a redefinir el escenario de la seguridad regional. En sintonía con una política exterior aperturista, encuadrada con los cánones de la potencia ganadora de la guerra fría y que buscaba dotar al país de un perfil no conflictivo que coadyuvara a la implementación de un modelo económico neoliberal, el nuevo perfil externo tuvo su expresión en el ámbito de la seguridad internacional. Por entonces, el gobierno argentino adoptaría a la seguridad cooperativa como modelo de seguridad regional y sería uno de los promotores del proceso de redefinición de la seguridad hemisférica. En el ámbito subregional, la consolidación de las democracias y la creación del Mercosur alentarían un clima de creciente cooperación en asuntos de defensa. Aquí también la Argentina jugaría un rol protagónico, a través de múltiples iniciativas bilaterales y llegando incluso a proponer la institucionalización de un mecanismo regional en temas de defensa. Ahora bien, como pretende demostrarse en este trabajo, para el gobierno argentino estos dos ámbitos –el hemisférico y el subregional- no serían excluyentes sino que, de manera complementaria, ambas dimensiones formaban parte de una estrategia de seguridad internacional que concebía al espacio regional –sea cono sureño o sudamericano- como un estadio intermedio dentro del paraguas hemisférico.