El trabajo se estructura en dos dimensiones de análisis: en la primera se intenta reconstruir brevemente la historia de los festejos de este grupo de familias, repasando el contexto local, nacional y boliviano para reflexionar cómo se entraman diversos actores e instituciones. Allí, se va analizando el paso de un culto privado a una celebración que no incluye el tránsito de la imagen por los lugares públicos marcados por la Iglesia Católica Salteña, cómo la institución refuerza una acción estratégica mediante diversos medios para concentrar/legitimar territorialidades y disciplinar la devoción y cómo se configura la práctica de esta familia frente a los intentos de centralización. Un segundo nivel de análisis, intenta indagar el espacio “privado”. Allí, interesa explorar algunos elementos del momento denominado por los devotos como el “cumpleaños a la Mamita”, donde los relatos y las agencias posibilitan pensar la heterogeneidad cultural en términos de espesor temporal de las representaciones y prácticas inscriptas en lógicas cercanas al carnaval bajtiniano y con ciertos procesos culturales referidos a lo “andino”. En este punto, interesa enfocar el análisis en la importancia material y simbólica que el grupo de familias le rinden a las “piedras” y los “cerros”, encontrando con este elemento correlaciones con ciertos espesores temporales que perviven en las representaciones marianas.