La formación continua de los docentes no es una preocupación reciente para las esferas gubernamentales. Desde la reestructuración de los sistemas educativos, en toda la región, esta dimensión del escenario educativo cobró singular importancia. En nuestro país, a partir de 2003 el Estado Nacional se propuso llevar adelante políticas educativas que impulsaron la necesidad de abordar la formación docente continua.
Es así como el Plan Nacional de Formación Permanente –PNFP- se constituye como Política Educativa tendiente a fortalecer las trayectorias profesionales de los docentes, con fuerte anclaje en las instituciones y en las prácticas docentes.
El marco normativo que lo sustenta da cuenta del valor político de la regulación y la trama de interacciones entre derechos y obligaciones de las provincias, las instituciones y los sujetos involucrados. Su análisis permite volver a mirar lo común desde la noción de un sistema federal, las corresponsabilidades, los actores involucrados y las tensiones que se generan entre ellos.
La presente ponencia, recupera las bases de un trabajo de investigación que se está desarrollando actualmente en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) y tiene por objeto adentrarnos en las relaciones de poder que se entretejen en la implementación del PNFP y su impacto real en el cotidiano escolar.