En un mundo complejo donde los temas ambientales contienen en su complejidad sus propias causas y también sus propias soluciones, el imaginario colectivo nos indica no sólo la vía narrativa para informarnos sobre los problemas y las soluciones, sino que también, mediante el análisis de imaginarios amplios, nos sugiere la gramática para contar la necesidad de cambio gracias al uso de las lenguas y las normas que son accesibles y eficaces para el ciudadano-consumidor. La valorización del relato ambiental en una lógica de conversaciones generalizadas y cotidianas nos permite evitar que la complejidad extrema de un problema nos impida comprenderlo y, en consecuencia, actuar.