Para las teorías críticas el currículum favorece la reproducción del orden social imperante y expresa elementos que obedecen a una lógica hegemónica que no es otra que la de la sociedad capitalista. Además estas teorías ven al currículum como una construcción social, y por eso podemos decir que es un campo en donde se cristaliza el resultado de luchas entre actores que se disputan el poder para imponer un sentido y volverlo hegemónico o dominante. De esta manera, se introduce el conflicto y la disputa de intereses contrapuestos, que a través de luchas en diversos espacios de la sociedad, logran imponerse.
Ahora bien, desde la teoría poscrítica se intenta ampliar y problematizar algunas consideraciones planteadas por la teoría que la precedió. La cuestión del poder también va a estar en la base de esta teoría pero, éste no va a estar centrado sólo en las relaciones de clase sino que “el poder se vuelve descentrado” (Da Silva: 35): el mismo se encuentra desperdigado a lo largo y a lo ancho de todo el entramado social. Siguiendo esta línea, la teoría poscrítica se va a proponer trazar la proyección del poder más allá de la cuestión económica y de clase: va a poner el foco en otras dimensiones de desigualdad como son la etnia, el género, la sexualidad, etc. En este trabajo, nos centraremos en la cuestión del género.