La tensión entre el sentido de la acción, o su intencionalidad, y “destino”, entendido como resultado objetivo de la misma, ha sido uno de los tópicos más relevantes en la Sociología de la acción, en particular en la de Max Weber. Por esta singular “paradoja de las consecuencias”, las intenciones de los agentes, traducidos en acciones, tuvieron resultados que fueron simplemente distintos o aún, contrarios a los esperados. Una tensión similar puede ser observada a la producción de filmes infantiles recientes, los cuales, si no podemos afirmar que hayan sido expresamente diseñados para mantener y trasmitir relaciones asimétricas de género, al menos podemos sostener que, a la luz de una lectura hermenéutica, lo han terminado haciendo. Aún cuando se trate de planteos claramente orientados a mostrar maneras novedosas de vivir la feminidad, aparentemente alejadas de la pasividad y la fragilidad, estos filmes terminan ratificando un destino que parecían –en sus planteos formales- querer cambiar. Como modelos de comportamiento, las nuevas mujeres, las heroínas de los filmes o los personajes femeninos, terminan consolidando y legitimando las viejas jerarquías de la estructura social tradicional.