Esta investigación busca traer una contribución al entendimiento de que el abordaje explícito o implícito en los libros didácticos de temas de género, influyen en la construcción de las mentalidades o imágenes proyectadas de un modelo acepto o no por una sociedad dominante. Las manifestaciones contra la discriminación femenina se hicieron más visibles a partir del siglo XXI. El término género fue usado por primera vez por feministas anglosajones, con el objetivo de rechazar el determinismo biológico implícito en el uso de la palabra sexo. En el último siglo, sobre la década de 60 surgieran los primeros debates y militancias problematizando el concepto de género. En donde se pudo observar que ese concepto trabaja los comportamientos condicionantes para el sexo femenino y masculino. En esta nueva célula social, la escuela como espacio educativo, también determina lugares distintos para niños y niñas donde el cuerpo es la afirmación de la orden deseado, como la promoción del imagen del hombre como un sexo fuerte, independiente, agresivo, competitivo, dominante y la mujer como frágil, preparada para la maternidad y el cuidado del hogar. Por medio de gestos, movimientos, actitudes, con disciplinas que trabajan en la determinación de lo que debe ser la La Plata, identidad masculina y la femenina. Estas observaron que las dos células importantes de la sociedad familia y escuela, reforzaban y refuerzan a su vez la imagen de una mujer, sensible, dócil, dependiente, frágil y afectuosa siguiendo siempre el patrón de la sociedad en donde se estaban incluidas.