La pregunta hacia la que me quiero dirigir es ¿Qué efectos generaría un conglomerado mediático, el cual se encuentra en vías de hacerse con las plataformas de entretenimiento más usadas en una población mundial? Lo que me retrotrae a las siguientes preguntas: Que efecto ya ha generado Disney en las últimas generaciones. Una de las respuestas puede verse en el enlace con las siguientes preguntas ¿Con cuantas personas la última temporada de Games of Thrones fue un tema de conversación, con cuantas sucedió lo mismo con los últimos capítulos de El Marginal? ¿Cuántas personas miraron La Casa de Papel? ¿Cuántos Stranger Things? ¿Quiénes escucharon acerca de Soy Luna? ¿Quiénes recuerdan el inicio del Rey León? Aparecen así experiencias comunes en el imaginario colectivo, por lo tanto la posibilidad de un código común en base a estas experiencias. De la cual deriva la idea de que no es el hecho de ver las películas, las series y gustarlas sino estar insertos en la cultura que las mismas generan a partir de su aporte. La contracara de este código común es la exclusión que por solo hecho de existir recrean. Quienes no tienen exceso a estas experiencias de cultura, a este código que se forma, no comparten y no son parte y generan así otro desconocido e impredecible. ¿Quiénes no tienen exceso a Disney? La respuesta es evidente, comprar, adquirir o vislumbrar los productos Disney es para quienes el conglomerado mediático tiene la posibilidad de llegar y ser rentable en eso, para el 46% de la población que usa internet, y el 52% que tiene división digital o por cable. El resto es otro, un otro extraño que no presupone el mismo código común.