La formación académica en grado está dirigida a consolidar un estudiante comprometido con la realidad social en que la Universidad está inmersa. No se concibe la formación universitaria sin un espíritu que permita intervenir en el campo de las necesidades comunitarias. Es así como docentes y estudiantes, en abordaje interdisciplinario e interclaustro, comparten este paradigma de la universidad reformista y articulan los tres basamentos de la universidad pública: la investigación, la docencia y la extensión, adoptando un rol activo en la construcción del conocimiento. Esta creación del saber se construye conjuntamente con los actores comunitarios para formar parte del saber popular. Para esto desde las Unidades Académicas se diseñan proyectos de extensión que persiguen como fin dar solución a las demandas y problemáticas de la población. El concepto de extensión ha tomado una dimensión más amplia, la difusión cultural ya no es su única tarea, hoy las actividades de asistencia, prevención, capacitación y difusión también forman parte de ésta. Cumple además un rol protagónico en la formación de los estudiantes de grado; una realidad que se palpa a partir de la creciente participación y compromiso de docentes y alumnos con la tarea extensionista.