Frente a los desafíos a los que se enfrenta la gerontología social, se hace imprescindible indagar las relaciones dialécticas, éticas y políticas que surgen en aquel espacio en donde se planifican y ejecutan los programas sociales que el Estado hoy ofrece a lo/as adultos mayores: los gobiernos locales o municipios. En ese espacio gubernamental de alcance micro territorial, se articula una compleja red de percepciones en torno al rol del adulto/a mayor, instalados en los razonamientos y decisiones de los planificadores sociales - muchos de ellos trabajadores sociales - quienes a partir de supuestos culturales, determinan decisiones, recursos y orientaciones teórico- metodológicas que emplazan al trabajo social crítico. Esta ponencia busca generar una reflexión teórica en torno a los alcances éticos y políticos que se encuentran a la base de esta articulación, a partir de las categorías de poder y verdad de Foucault y de conciencia ética de Francisco Varela. Las ideas centrales son:
- No es lo mismo Trabajo Social con adultos mayores que Trabajo Social gerontológico.
- Esta distancia tiene que ver, entre otras cosas, con entender el envejecimiento como un evento político, que reclama aparecer en el espacio público desde la doxa, el argumento y la diversidad. En esta aparición, el trabajo social crítico tiene un rol fundamental.
- En la ‘política general de la verdad´ y ‘la sociedad del encierro’ (Foucault), podemos reconocer aquellos elementos que provocan el engranaje de aquellos poderes que nutren los sistemas de dominación en el espacio local.
- La percepción social del rol de los adulto/as mayores que poseen los planificadores sociales, están cargados de verdades y encierros. Como alternativa de liberación de estas brechas, el concepto de conciencia ética del neurobiólogo Francisco Varela permiten la posibilidad de conocer, a partir de un mundo que emerge desde la percepción, y en el cuál es posible desarrollar un entrenamiento ético que supere las reglas y las normas asociadas a los dispositivos de poder.