Con mucha frecuencia se afirma con convicción que “el trabajo es salud”, evidentemente el trabajo es un medio de vida, que organiza la existencia personal y social. Pero cabe preguntarse ¿son los lugares de trabajo ámbitos propicios para la promoción y cuidado de la salud de las personas que allí trabajan? Si se aborda la problemática desde la salud auditiva, debe recordarse que el ruido que producía una fábrica era sin duda considerado sinónimo de prosperidad. Con el transcurrir del tiempo se determinó que la exposición al ruido causaba disminución de la audición. Tal deterioro era el precio que irremediablemente debía pagarse por el progreso y la producción. La primera descripción fue autoría de Bernardino Ramazzini y la llamó “sordera de los herreros” (1713). Desde entonces la hipoacusia inducida por el ruido es un problema de salud que se incrementa con el avance industrial y el de la civilización.
Actualmente, con las grandes industrias y los cambios tecnológicos, es el ruido el primer riesgo físico de la civilización; al cual muchas veces no se le da la importancia que tiene ya que está implícito que es un riesgo en ese tipo de trabajos. La OMS refiere una prevalencia promedio de hipoacusia de 17% para América Latina, en trabajadores con jornadas de 8 horas diarias durante 5 días a la semana con una exposición que varía entre 10-15 años.