En la última década del siglo XXI la inclusión del Big Data y las redes sociales en las campañas electorales tuvo como resultado lo que se denomina Tecnopolitica (Gutierrez-Rubí, 2015), para designar las formas contemporáneas en cómo se construye la representación, apropiándose de lo que habilita la virtualidad, a partir de su creciente relevancia en la mediación de las relaciones sociales, especialmente las aplicaciones en los teléfonos inteligentes (SmartPhones) o inteligencia artificial (IA). La utilización del Big Data y las redes sociales lo que permite es microsegmentar campañas, mediante la geolocalización de preferencias y valores de los votantes. Su utilización habilita conocer los intereses, comportamientos, inquietudes y deseos de las personas, creando una gran masa de datos sobre los electorados que distribuye mayores capacidades para segmentar los mensajes y publicidades. El aumento y expansión de las redes sociales permitió un nuevo giro hacia la personalización de la ´representación´ en un proceso que tiene como resultado la virtualización/digitalización del terreno de la política.
En tal sentido, si bien tiene antecedentes en Estados Unidos, en nuestro país el primer partido que lo introdujo fue el PRO/Cambiemos. Los encargados de diseñar y planificar las estrategias de la alianza que lidera Mauricio Macri son Jaime Duran Barba y Marcos Peña Braun.
La apuesta del macrismo por la comunicación 2.0 es una concepción política, que pretende que la disputa de poder política-estratégica sea en el terreno digital, en el cual tiene su mayor fortaleza.