Pensar en un proceso de educación inclusiva, implica en principio, poder reconocer el escenario en el que se inscriben y desarrollan nuestras prácticas docentes. Al revisarlos, advertimos con profunda preocupación, que el paradigma inclusivo que creímos construir en la última década, se desdibuja bajo nuestro pies al mismo tiempo que se consolida un escenario Universitario excluyente, lejos de una universidad para les trabajadores o para les sectores populares, y mucho más lejos aún, de los idearios libertarios y emancipatorios latinoamericanistas.